Dulces diecisiete
by Daniel Reigosa
Título original: La vie d'Adèle - Chapitre 1 & 2 (Blue
Is the Warmest Colour) |
Año: 2013 | Duración:
180 min. | País:
Francia | Director:
Abdel Kechiche (AKA Abdellatif Kechiche) |
Guión: Abdel Kechiche (AKA Abdellatif Kechiche), Ghalya Lacroix (Novela
gráfica: Julie Maroh) |
Música: Varios | Reparto:
Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Salim Kechiouche, Mona Walravens, Jeremie
Laheurte, Alma Jodorowsky, Aurélien Recoing, Catherine Salée, Fanny Maurin,
Benjamin Siksou, Sandor Funtek, Karim Saidi |
Productora: Wild Bunch / Quat'sous Films / France 2 Cinema / Scope Pictures /
Vértigo Films / RTBF / Canal + / CNC
La Vida de Adèle es, sin lugar a dudas, la película que más controversia está generando en el panorama actual cinematográfico y sobre la cual se centra uno de los debates críticos del momento. El filme de Kechiche irrumpió en Cannes como un elefante en una cacharrería, llevándose la Palma de oro a mejor película y mejor actriz (premio compartido entre las dos actrices protagonistas), premios ambos celebrados por crítica y público.
Desde entonces, tanto las declaraciones de las actrices en contra de la manera de dirigir del director, las escenas de sexo lésbico explícito, así como una publicación por parte de Julie Maroh (autora del cómic original "El Azul es un Color Cálido" en el que se basa la película) en su blog, han alimentado los debates de la crítica a nivel mundial. Revistas como Film Comment o Cahiers du Cinema han publicado recientemente textos en torno a la película, destacando o rechazando las cualidades polémicas de ésta, lo que ha llevado a generar una gran expectación entre el público.

Abdel Kechiche basa todo el éxito de su película en tres pilares: la dirección, la intensa generosidad de sus actrices y la fotografía, combinándolos en una armonía de 180 minutos en la que cada elemento parece querer luchar para destacar sobre los demás, en una danza de ejecución perfecta. La dirección es soberbia, muestras sus cartas e intenciones desde el primer minuto, en el que nos damos cuenta de que la cámara va a acompañar a Adèle, y solamente a ella, recorriendo palmo a palmo su juvenil cuerpo, estimulando todos los sentidos del espectador. La vemos comer, la vemos dormir, la vemos oler, tocar, sentir y disfrutar mientras la cámara se encarga de transmitirnos esas sensaciones amplificadas, a través de una subjetiva mirada de la protagonista o mediante primerísimos primeros planos de su cuerpo (especialmente de su boca).

La fotografía juguetea de manera muy sutil con la gama de colores del azul y el amarillo, tergiversando su significado cromático tradicional (como ya se hacia en el cómic). Los deseos de Adèle aparecen representados en azul, así como su estado de ánimo. Durante el capítulo 1 de la película (está rodada en 2 capítulos como si de dos películas complementarias se tratase) apenas existen planos en los que no haya un elemento destacando en color azul: un bolígrafo, la ropa de los alumnos de la escuela, paredes, ventanas y, por supuesto, el pelo de Emma (Léa Seydoux), cuya primera aparición en pantalla resulta crucial para el insatisfactorio mundo de nuestra protagonista. El impacto del azul en este encuentro es casi religioso, místico, como si de una aparición se tratase. El pelo teñido de Emma se vislumbra desde una multitud aburrida como una salvación, una solución a todos los problemas y dudas que acechan a Adèle. No hay nada gratuito en un filme cargado de sutilezas.

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