(Texto introductorio escrito por Mario Iglesias)
Una
de las formas de ilustrar la ya tópica argumentación (que creemos
cierta) de que el exceso de información no implica conocimiento es
mediante la contradicción que implica que ciertos cineastas se sigan hoy
en día considerando olvidados o postergados y que, a su vez, podamos
acceder a copias en buena calidad de la mayor parte de su filmografía.
Las películas están ahí, pero no hay tiempo para verlas y menos para
analizarlas; en la práctica, se perpetúa el olvido porque la
sobreabundancia de oferta cinematográfica es tal que parece inhibir
cualquier intento serio de profundizar en cualquiera de estos autores.