Productos de una sociedad viciada by Daniel Reigosa
Título original: Dr. Horrible's Sing-Along Blog | Año: 2008
| Duración:
45 min. | País: Estados Unidos | Director: Joss Whedon | Guión: Joss
Whedon, Maurissa Tancharden, Jed Whedon, Zack Whedon |
Música: Jed Whedon, Joss Whedon | Fotografía:
Ryan Green | Reparto: Neil Patrick Harris, Nathan Fillion, Felicia Day, Simon
Helberg | Productora: Mutant Enemy Productions
Cuando uno se enfrenta a una obra
del polifacético Joss Whedon
(director, autor de cómics, guionista, compositor) sabe de antemano que la
originalidad, la creatividad, el humor con un cierto toque friki y absurdo, la
calidad y el compromiso con el espectador estarán presentes. Lo ha demostrado
tanto con proyectos ambiciosos como Los Vengadores (The Avengers, 2012), con
series de culto como la magnífica Firefly (2002-2003) o con proyectos más
modestos como esta Dr. Horrible´s Sing-Along Blog (2008) que nos ocupa.
Esta miniserie se nos presenta
como una especie de musical absurdo con un fracasado supervillano de
protagonista, Dr. Horrible (Neil Patrick
Harris, How I Met Your Mother),
que contesta cartas de seguidores en un videoblog (motivo principal de sus
fracasos) y que necesita hacer méritos para entrar en la Malvada Liga del Mal, dirigida por el maligno Caballo Loco (genial
la aparición de éste). Pensada en sus inicios para su distribución en la red,
surge como respuesta a la huelga de guionistas que durante el bienio 2007-2008 azotó
la industria cinematográfica norteamericana y que, todo sea dicho, contribuyó
de manera notoria a la inyección de calidad que experimentaron las series de TV
estadounidenses. Whedon rueda ente amigos, con un bajo presupuesto, un producto
sólido que sirve como prueba fehaciente de que el dinero no es condición sine
qua non de la calidad.
Ante la avalancha de megalómanas
superproducciones de superhéroes que arrasan las carteleras desde el 11-S, esta
comedia en tres actos se alza como una antítesis, una sátira profunda sobre la
hipocresía y el papanatismo de la sociedad americana (y por extensión el resto
de sociedades occidentales), recalcando la vulnerabilidad actual de valores y
la aceptación colectiva de un discurso fácil y digerido, promovido en parte por
los mass-media, evitando así una necesaria reflexión ante lo que nos rodea.
Cuestiona también la presunción automática de valores clásicos en la figura del
superhéroe (los buenos), es decir, justicia, desinterés o humildad, denotando
así la peligrosidad e invalidez de los juicios y prejuicios prematuros.
La historia es sencilla y llena
de contrapuntos con las películas de superhéroes. El primer contrapunto está,
inevitablemente, en centrar en el personaje del villano todo el peso narrativo
del relato. Se trata de un supervillano atípico: con alter ego (el sensible
Billy); provisto de ayudante (un misterioso hombre cuyo poder es la asombrosa
capacidad de sudar mucho, que sirve como ácido reproche al “vale todo” en la
cultura de los superpoderes); enamorado de una chica normal, Penny (Felicia Day, Buffy Cazavampiros); y al que se le pueden atribuir cualidades más
bondadosas que a su Némesis, el Capitán Hammer (Nathan Fillion, Firefly),
un superhéroe sin alter ego, interesado y tremendamente vanidoso. Dr. Horrible
lo define como “herramienta corporativa”, en un claro ataque al uso de este
tipo de personajes, en la industria cinematográfica actual.
El segundo contrapunto lo
encontramos en el propio elemento formal del relato. Se trata de un musical con
canciones no carentes de humor absurdo (este tipo de comedia la desarrollarán
posteriormente de manera magistral los Flight
of the Conchords) y repleto de una buscada sensación de “cutrerío” frente a
las adineradas y tridimensionales superproducciones hollywoodienses.
El último contrapunto lo
encontramos en el magnífico final, ya que no se trata del clásico “final feliz”
-a pesar de que Dr. Horrible parece conseguir su propósito-, ya que en el
último plano se puede observar la tremenda infelicidad del personaje. No
siempre alcanzar tus metas profesionales lleva asociado una sentimiento de
plenitud, como se nos quiere hacer ver desde, por ejemplo, el mundo
publicitario.
En resumen, una ácida sátira
sobre la sociedad actual y su entorno, disfrazada de musical absurdo de
superhéroes, con unos personajes genialmente compuestos e interpretados, que
sorprende por conseguir su objetivo con una duración tan limitada (consta de 3
actos de 15 minutos cada uno). Muy recomendable.
Podéis verla subtitulada en español pinchando
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