martes, 23 de abril de 2013

La caza (Thomas Vinterberg, 2012)

La manipulación del ser humano como masa by Daniel Reigosa



Título original: Jagten (The Hunt)
Año: 2012
Duración: 111 min.
País: Dinamarca
Director: Thomas Vinterberg
Guión: Thomas Vinterberg, Tobias Lindholm
Música: Nikolaj Egelund
Fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Reparto: Mads Mikkelsen, Alexandra Rapaport, Thomas Bo Larsen, Annika Wedderkopp
Productora: Zentropa Entertainments


El cine escandinavo siempre se ha caracterizado por ser un cine frío, desmenuzando concienzudamente la condición humana para mostrar sus miserias y sus virtudes. Remontándonos a Bergman y Dreyer, o incluso a Victor Sjöström (del que, por cierto, no consigo demasiado material), hasta la nueva oleada de cineastas que volvió a poner al cine escandinavo en general y el danés en particular en el mapa con el movimiento Dogma 95 (Lars Von Trier y Thomas Vinterberg), los temas tratados mantenían una coherencia maquillados con las nuevas coyunturas de los tiempos.

Thomas Vinterberg, ya alejado del voto de castidad impuesto por el movimiento Dogma 95, nos trae una película que invita a reflexionar sobre, principalmente, el comportamiento del ser humano en masa. La acción la sitúa en un pequeño pueblo danés, en el que los lugareños comparten la afición por la caza (no se trata de un hobbie elegido al azar), pero bien podía situarse en una casa cualquiera con una familia cualquiera de clase media sentada delante de un televisor.

Reflexiona sobre la fiabilidad de las fuentes, de cómo un rumor contado en el momento exacto por la persona indicada (en este caso una niña, los niños siempre dicen la verdad) puede hacer tambalear la vida de una persona (o, extrapolando, de una sociedad, de un país). 

Mads Mikkelsen interpreta (de manera soberbia) a un encantador profesor de guardería (Lucas), al que los niños adoran. La hija de su mejor amigo, de nombre Klara (interpretada de manera sorprendente por su fuerza expresiva por la jovencísima Annika Weddwekopp) se encapricha con él y el hecho de que sus padres estén siempre discutiendo, le ayuda a acercarse más a Lucas. Pero un día decide inventarse una historia de abusos sexuales, sin ser demasiado consciente,  que su profesora Grethe cree a pies juntillas (más bien por la necesidad de creer que por las pruebas en sí). A partir de aquí Vinterberg analiza con sumo detalle cómo se extiende el tumor dentro de la pequeña población y, cómo la gente empieza a cambiar su relación hacia el pobre Lucas. Y digo pobre Lucas porque el director, aunque quiera envolver la película con una capa de objetividad, sin juzgar, nos acaba posicionando claramente a favor del protagonista, evidenciando su inocencia (conocemos la verdad), lo que supone una manipulación en sí misma también y un complemento a su genial discurso (incluso experimentamos un amargo sentimiento hacia la niña). 

Vinterberg no entra en aspectos legales, las visitas al juzgado o consultas con el abogado se realizan fuera de cámara, al director no le interesa ese aspecto (demasiado fácil), sino en el comportamiento de los habitantes del pueblo hacia Lucas, con una ira creciente e irreconocible en una sociedad como la danesa. Incide sobre cómo nos ve la sociedad, en la mirada humana, en el rumor, en cómo se extiende y en cómo somos capaces de condenar a un hombre basándonos en lo que oímos, sin comprobar las fuentes (ni la directora se preocupa en hablar con él). Creemos lo que queremos creer y sólo hace falta que alguien corrobore nuestra historia. Es lo que pasa en ese apacible pueblo, tan aburrido que, inconscientemente, la gente necesita un aliciente, desea "carnaza".

Una increíble y sobrecogedora película que te dejará una sensación extraña, donde el director se reafirma en que el poder del hombre como masa es más fuerte que cualquier verdad y una vez insertado el virus, el autoconvencimiento y la necesidad harán el resto, de forma que ya no haya vuelta atrás, porque como bien dice la madre de Klara cuando ésta quiere confesar: "No hija, sé que pasó de verdad, sólo lo dices para olvidarlo", ya estamos infectados.


Nota VOSP: 8,4


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